…o enseñando a vivir
Lo
emocional está de moda.
Este
término, lleva unas décadas acompañando a disciplinas muy diversas entre ellas
la pedagogía, y se ha convertido en sinónimo de calidad de vida y prueba
irrefutable de humanidad, además de ser considerado como un requisito
estratégico para entender y vivir la vida de forma plena.
Las
emociones forman parte de nuestro yo más íntimo y la relación que establezcamos
con ellas, puede llegar a determinar nuestro desarrollo personal.
Como
madres y padres, surgen infinidad de emociones diarias relacionadas con ese papel,
que nos conducen a crearnos un mapa explicativo de nuestra realidad. La
vivencia emocional asociada a nuestras escenas diarias, ayudarán o en ocasiones
podrán ponernos trabas a la eficacia en nuestra labor educadora.
Una
responsabilidad educativa vivida con temor, miedo o inseguridades, probablemente
nos hará enfrentarnos a la educación de nuestros hijos desde unas actitudes que
influenciarán a su vez nuestra conducta y todo esto sumado podrá repercutir en
nuestra confianza, nuestra toma de decisiones y nuestra auto estima.
Una
parentalidad vivida con entusiasmo, con motivación y con fuerza, por el
contrario, nos hará tener una visión integradora de nosotros mismos, así como superadora,
facilitadora y aliñada de una seguridad necesaria para afrontar las novedades
que pueda deparar el día a día de la maternidad y paternidad.
MAM |
Pero
el mundo de las emociones no queda en nosotros exclusivamente, puesto que,
aunque éstas son vivencias personales e íntimas como ya hemos visto, pueden
influir de manera significativa en nuestro comportamiento y como consecuencia
de esto, el tratamiento que hagamos de ellas puede afectar directamente a otras
personas de nuestro entorno, especialmente a los más cercanos, entre los que
evidentemente se encuentran hijos e hijas.
Las
emociones contempladas desde la pedagogía, se configuran como elementos de
trascendental importancia desde dos vertientes.
La
primera de ellas es que a) como madres y padres, reconocer, comprender y
aceptar vuestras emociones, puede ayudaros a modular vuestro comportamiento y
puede ayudarnos a sacar lo mejor de vosotros mismos y la segunda, es que b)
esta privilegiada posición que tenéis, puede ayudaros a educar las emociones en
vuestros hijos y con ello, fomentar y colaborar en la formación de unas vidas
plenas y equilibradas.
Veamos
un ejemplo que haga más gráfico esto que os decimos.
Es la hora de los deberes
Puede
ser que vuestros hijos no tengan ni manifiesten dificultad en este momento del
día y que ellos solos realicen esta tarea sin mayores complicaciones. Esto hará
que os sintáis tranquilos, calmados, contentos y confiados y estos sentimientos
facilitarán que vuestro comportamiento sea sencillo de controlar.
MAM |
También
puede ser que vuestros hijos intenten retrasar todo lo posible el encuentro con
esta tarea y que se muestren reacios y reticentes a llevarla a cabo. Este hecho
puede provocar en vosotros ansiedad, incomodidad, rechazo hacia esos
comportamientos, enfado, impotencia, desesperación…, sentimientos en definitiva
nada agradables. Y cuando esto ocurra, ¿qué probabilidad habrá de que vuestro
comportamiento exceda lo deseable?, ¿en que medida el comportamiento que tengáis
podrá poner en cuestión vuestra capacidad de autocontrol? En conclusión
¿cuántas veces lo que hacéis no sirve para corregir el curso de la situación y
sí para empeorarla o añadir nuevos ingredientes no deseados? Y por último
¿según actúes, que influencia tendrá tu conducta en tus hijas/os?, ¿qué podrás
estar enseñándoles?
Educarnos
en las emociones puede ayudar a que nuestras vivencias sean más comprensibles y
que en consecuencia nuestros actos se parezcan más a aquello que hubiésemos
deseado de haber tenido tiempo para pensar.
Con
este artículo iniciamos una nueva sección que titulamos Pedagogía Emocional y
que se marca como objetivo de partida que cada lector/a que acceda a ellos,
pueda encontrar en estos artículos un soporte que le ayude y le facilite
acercarse a conocer la respuesta de la gran pregunta (parafraseando al gran
Eduard Punset), de por qué somos como somos.
Si deseáis conocer algunos de los motivos de por qué hay que educar las emociones, aquí tenéis un breve artículo al respecto.
Si deseáis conocer algunos de los motivos de por qué hay que educar las emociones, aquí tenéis un breve artículo al respecto.
Gracias
por estar ahí, gracias por vuestro aliento y gracias por compartir.
Muy interesante idea, que cito en el post que acabo de escribir sobre Una educación emocional en mi blog: Educar para ser felices:
ResponderEliminarhttp://periodistia.blogspot.com.es/2013/07/educacion-emocional.html
Espero que os guste la entrada, gracias por la inspiración
Muchas gracias por tus palabras y por la cita en tu entrada María.
EliminarHe leído con detenimiento el artículo y me ha parecido muy bien diseñado. Estoy seguro que despertará muchas curiosidades a los lectores en torno al mundo emocional.
Enhorabuena y gracias de nuevo.
Un placer