miércoles, 11 de julio de 2012

Mamá, papá… no quiero estudiar…


…o ¡¿?!


La tesitura que presenta el título de hoy, de aparecer, puede dejar a una madre o padre como nuestro subtítulo: sin palabras.

Y es que, como es lógico, muchos de vosotros estáis convencidos que con una adecuada formación, aumentan las futuras posibilidades de inserción social y laboral de vuestros hijos.

La vida, por definirla en relación a lo que decimos, es un tránsito en el que a los jóvenes se les va a exigir continuos cambios y adaptaciones, enfrentarse a infinitud de situaciones, que tomen decisiones y se responsabilicen de ellas y de las consecuencias que generen, que aprendan a caminar entre estímulos que les “tentarán”…, en definitiva, que aprendan a vivir con sus virtudes, sus debilidades y en consonancia con su realidad (que sean realistas).

Y como la vida es sabia, nos va preparando para todo lo mencionado de forma progresiva, o para entendernos mejor, por etapas.

En la adolescencia, etapa clave en la conformación de la personalidad y del propio estilo de vida, puede surgir esta disyuntiva en aquellos jóvenes que por distintos motivos, encuentren en los estudios barreras entre ellos y sus propósitos.

Con los 16 años finaliza el periodo de escolarización obligatoria y es un momento aprovechado por muchos para tomar una importante decisión personal: dejar de estudiar.

No olvidéis que educar a los hijos significa aprovechar las situaciones que se presentan para que les sirvan de aprendizaje, para extraer todo el jugo posible de hechos, decisiones, comportamientos, etc., y que entiendan que existen unas consecuencias de todo ello que pueden permanecer mucho más allá de una simple decisión o conducta. Y dejar los estudios puede ser una decisión que deje una larga sombra de consecuencias en sus caminos.

Son muchas las motivaciones que esgrimen los jóvenes que deciden dejar de estudiar, pero son fundamentalmente cuatro las que se consideran más determinantes:
  • Trabajar (bien por disponer de un empleo o bien por la intención de buscar).
  • El cambio de estudios.
  • El rechazo por los estudios.
  • La sensación de imposibilidad para realizarlos.


Existe un estudio muy detallado y reciente sobre el abandono escolar en España a cargo de la Obra Social de la Fundación La Caixa al que podéis acceder a través de este enlace, por si queréis conocer datos más precisos sobre el tema.

En caso de presentarse ésta o alguna situación similar, es conveniente disponer de recursos en los que apoyaros a la hora de afrontarlas. Es fundamental desde vuestra posición de padres, que tengáis muy claro todo lo que una decisión de este tipo puede conllevar a vuestros hijos y también a la nueva configuración familiar que se va a generar y también anticiparos a los cambios a los que os enfrentaréis.

Sabed que en muchas ocasiones estas decisiones no están muy fundamentadas y que su objetivo oculto es librarse de la molestia que les supone estudiar y el esfuerzo mantenido.


Esperamos sean de vuestro interés y sobre todo de utilidad.

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