... o así son los hijos.
De Maccoby(1),
extraemos un puñado de conclusiones.
De un comportamiento
parental predominantemente Autoritativo
o Democrático, se derivan hijos con un autoconcepto realista, coherente y
positivo, es decir, hijos conocedores de sus potenciales, fortalezas y limitaciones.
Su autoestima se presenta en unos niveles adecuados, con la consiguiente
confianza en sí mismos. Suelen mostrar un equilibrio entre sus grados de
obediencia y autonomía. Desarrollan sentido de la responsabilidad y poseen
compromisos personales a los que son fieles. Se relacionan en los diferentes
contextos (familia, escuela, iguales, etc.) con bastante facilidad, ya que desarrollan
habilidades prosociales. Presentan menor conflictividad en las relaciones
familiares y con los padres. Disponen de motivación de logro, que les facilita
buenos resultados académicos.
Un estilo Autoritario, tal como se definía en el
artículo anterior, produce unos
niveles de autoestima más bajos, al igual que ocurre en otras
dimensiones como la autoconfianza, el grado de autonomía personal o el
desarrollo de habilidades sociales. Suelen ser precavidos por las consecuencias
de sus acciones, lo que les ubica en lugares discretos en el plano social. Pueden presentar grados de ansiedad algo elevados. El autoritarismo otorga protagonismo al
control externo, lo que traba una adecuada interiorización de lo que se
pretende transmitir (las cosas se hacen porque lo mandan, no porque me las crea
o las entienda). Valoran el orden, responden a la autoridad, desarrollan
disciplina y suelen tener logros académicos. Existe un riesgo bajo de presentar
problemas de conducta tanto en casa como fuera de ella.
Los hijos de los
padres y madres Permisivos presentan
como norma general una muy elevada autoestima acompañada de su muy elevada
también, autoconfianza. Disponen de habilidades para las relaciones interpersonales,
ya que les han dedicado mucho cariño y atención. Por otro lado, al no haber
recibido normas y límites claros ni suficientes, tienen falta de autodominio,
autocontrol. No fijan motivaciones internas, por ejemplo en el aspecto académico y existe riesgo de desviaciones graves de conducta, debido a la
impulsividad y a no haber adquirido responsabilidad sobre los efectos de sus
conductas (no han tenido consecuencias).
Estilos negligentes de educación facilitan
hijos con un autoconcepto negativo. La nula atención prestada les otorga graves
carencias en auto-confianza y autorresponsabilidad. Su autoestima, al no
sentirse importantes ni queridos, es baja (¿cómo puedo aprender a quererme si
no me demuestran que me quieren?). Sus motivaciones para estudiar parecen muy
deficitarias, escaso autodominio (no han tenido normas ni límites, o sea, han
hecho cuanto les placía) y bajo sentido del esfuerzo personal. Pueden presentar
trastornos psicológicos y desviaciones graves de la conducta.
Llegamos al final
del desarrollo de los estilos educativos, espero que con esta serie de
artículos, hayáis podido ubicaros sobre el tema y dispongáis de una información
fácil de entender y no por ello carente de calidad.
Cualquier
comentario o duda al respecto, podéis plantearlo un poco más abajo. Se os
responderá.
¡Hasta la próxima!
Bibliografía
1 MACCOBY,
Eleanor E. Social Development. Psychological Growth and the Parent-Child Relationship.
Harcourt Brace Jovanovich, Publishers, 1980.
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