...o cómo pasar de la Información al Conocimiento
El título del artículo de hoy, postula por el salto de
calidad que supone para muchos padres y madres de hoy, pasar de la teoría a los
hechos.
Desde que a principios de los años noventa nos adentráramos
en una nueva Era: la de la Información,
son prácticamente infinitas, las posibilidades de acceder a ella de las que disponemos
los ciudadanos del mundo. Apenas un ordenador y un acceso a la red global, son
suficientes para ingresar en la gran nube de contenidos que internet ofrece a
sus navegantes.
Muchos de estos buscadores,
son madres y padres que hacen del entorno virtual una de sus fuentes de
indagación, sobre distintos aspectos relacionados con la crianza y la educación.
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Y es que, una responsabilidad como la de educar a hijos e
hijas en una sociedad tan vertiginosamente cambiante como la actual, supone
retos importantes para cualquier persona que se encuentre en dicha tesitura.
No cabe duda, que toda información de la que pueda disponerse
es bienvenida, máxime si ayuda a entender qué ocurre con hijas e hijos y puede orientar
a madres y padres desubicados en su quehacer educativo. Pero la información
tiene sus limitaciones y resulta insuficiente en aquellos casos en los que la
conducta de los hijos traspasa determinadas fronteras.
Hablamos de consumos tempranos de drogas legales y/o
ilegales, de comportamientos agresivos en el ámbito familiar, del abandono o descenso
en el rendimiento escolar o últimamente, el incipiente y muy recurrido uso
problemático de las nuevas tecnologías.
Son tan solo cuatro ejemplos, pero podrían ampliarse con
otros comportamientos como la rebeldía ante el cumplimiento de normas, la lucha
semanal por los horarios de salida, las actitudes contestatarias ante la autoridad
de los padres, las horas de levantarse y acostarse y un largo etcétera de
situaciones que pueden mantener en Estado
de Excepción las dinámicas familiares.
De la teoría a los hechos, como anticipaba el inicio del
artículo, se traduce en el tránsito que implica pasar de la documentación a la
acción, o de la mera contemplación de
contenidos, a la comprometida
participación como madres y padres.
Por suerte, en los últimos años han proliferado lugares de
encuentro y formación para aquellas personas preocupadas en ofrecer una crianza
compensada y ajustada a las necesidades de sus hijos e hijas: las Escuelas de
Padres.
Las Escuelas de Madres y Padres proporcionan a estos y
aquellas, una vía por la que entender lo que ocurre, conocer los porqués de cuanto
acontece y sobre todo prepararlos para el afrontamiento de las variopintas
situaciones concurrentes en el día a día de familias con hijos en edades
infantil o adolescente.
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MAM |
Educar no es tarea fácil y aun menos en una coyuntura como
la que ofrece esta sociedad que nos ha tocado vivir, repleta de incertidumbres
y novedades, que exige de los adultos continuas incorporaciones en su ya
repleto repertorio de conocimientos y tareas.
Gracias a las Escuelas de Padres, se obtienen de la mano de
expertos en distintas disciplinas como la Pedagogía, el Magisterio, la Antropología
o la Psicología, importantes conocimientos para el desempeño parental. Pero lo
que realmente hace destacar a estas Escuelas,
es que introducen un componente de sustancial importancia para madres y padres,
como es la posibilidad de analizar sus propios estilos educativos y la
evaluación de su eficacia, con el fin de descartar conductas educativas no
efectivas e incorporar nuevas pautas de interacción con sus hijos, más
adecuadas y eficientes.
A buen seguro, en vuestro pueblo o ciudad se desarrollarán distintas escuelas que podrán ayudaros a comprender y gestionar la labor de educar a vuestros hijos. Sólo falta que os decidáis y empecéis a crecer como madres y padres.